invisible de su ausencia, cortarás de tu huerto veintiocho hojas nuevas de hierba toronjil y las
pondrás al fuego en un litro de agua para hacer infusión. En cuanto hierva el agua deja que el
vapor moje las yemas de tus dedos y gírala tres veces con cuchara de palo. Bájala del fuego y
deja que repose dos minutos. No le pongas azúcar, bébela sorbo a sorbo de espaldas a la tarde en
una taza blanca. Si al promediar el litro no notas cierto alivio detrás del esternón, caliéntala de
nuevo y échale dos cucharadas de panela rallada. Si al terminar la tarde el agobio persiste, puedes
estar segura de que él no volverá. O volverá otra tarde y muy cambiado ya.
Tratado de culinaria para mujeres tristes de Héctor Abad Faciolince
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